Greenberg nos habla en este libro de otra manera de hacer terapia, trabajando desde la emoción del cliente. En el libro el autor nos habla del proceso terapéutico de trabajo emocional y nos describe las técnicas de intervención con emociones determinadas. Greenberg nos habla de restablecer el equilibrio entre razón y emoción, puesto que dicho equilibrio nos hace más sabios y más preparados para la vida.
Greenberg nos dice que no se puede producir ningún cambio emocional sin que exista un cambio de significado y un cambio cognitivo. El trabajo emocional que plantea Greenberg requiere de terapeutas que sepan reconocer las experiencias emocionales de las personas, siendo conscientes de que ciertas emociones más superficiales pueden esconder otras más profundas. La terapia se trata por lo tanto de bajar a las profundidades del ser mediante el establecimiento de un diálogo empático focalizado en las emociones.
El proceso seguiría tres fases que Greenberg describe. En primer lugar una fase de establecimiento del vinculo terapéutico. En segundo lugar la evocación y exploración de la experiencia emocional y finalmente una última etapa que consistiría en la reestructuración de las emociones.
Greenberg nos habla de esquemas emocionales que abarcarían un conjunto de principios de organización que se construyen a partir del repertorio de respuestas innatas del individuo, así como de su experiencia pasado. Los cuales interactuan con la situación de ese momento, dando lugar a la experiencia presente. Los esquemas están cargados de recuerdos emocionales, esperanzas, miedos y conocimientos obtenidos a través de las experiencias vividas.
Las personas poseen esquemas emocionales diferentes asociadas a las relaciones que mantenieron con otras personas que fueron significativas a sus vidas. Los esquemas emocionales son personalísimos y las experiencias, conductas e interacciones están muy influenciadas por estos esquemas.