Si vivimos nuestra vida de afuera hacia dentro viviremos con miedo desde la carencia y la escasez. Sentiremos la imperiosa necesidad de llenar nuestro vacío existencial con cosas externas y materiales. Nunca será suficiente ni nos sentiremos aliviados. Viviremos con apatía y sin encontrar sentido a nuestro día a día. Si en cambio vivimos nuestra vida de adentro hacia afuera, atendiéndonos a nosotros/as mismos/as con amor, viviremos desde la abundancia y plenitud. Estaremos en contacto con nuestra fuerza y riqueza interior desde donde nos expresaremos y crearemos nuestro mundo exterior encontrando sentido a nuestras vidas (Texto y foto: David González)