Después de juzgarnos, pelearnos, criticarnos, cabrearnos, fustigarnos mil y una veces con nosotros/as mismos/as y después de luchar por cambiar nuestras vidas sin conseguirlo, estamos en disposición de, humildemente, aceptarnos y aceptar lo que nos venga. Podemos empezar a creer que, en realidad, el universo tiene un plan para nosotros/as mismos/as. En ese momento todo empieza a funcionar de otra manera. Leemos la vida de una manera diferente. La vida fluye y nosotros/as con ella. Vivimos en armonia y nos empiezan a pasar cosas maravillosas, puesto que estamos abiertos/as a que sucedan y suceden! Desde la humildad del que aceptó en lugar de la exigencia del que quiere cambiarse y cambiarlo todo. (Texto y foto: David González)