La vida tiene sentido en si misma. No tiene porque coincidir con nuestros planes ni con lo que queremos o esperamos que suceda. Tampoco tiene porque coincidir con las conclusiones a las que lleguemos. Muchas veces estamos tan desconectados de nosotros/as mismos/as y nuestra naturaleza, que nos empeñamos en no aceptar las cosas tal y como son. Nos creemos que podemos dirigir y controlar totalmente nuestras vidas, como si fuéramos seres omnipotentes y gastamos gran cantidad de energía intentando controlar aquello que es incontrolable y cambiar aquello que es incambiable. Aceptemos entonces, humildemente, los sucesos de la vida sin más. Y vivamos con la incertidumbre del ‘no control’. Estos serán los primeros pasos para conseguir la paz interior y satisfacción personal de vivir por vivir. (Foto y texto: David González)